...lágrimas de lluvia caen, rebotan, chocan contra el suelo, las ventanas, las farolas y las cabezas de esa gente que sueña pasar desapercibida cuando el sol dejó paso a las nubes sin piedad...¿dónde están las palomas de la catedral? ¿dónde se cobijan los dipsómanos que las vigilan?...¿dónde está mi otro yo? ¿dormirá? ¿soñará que un orvallo nos sumerge en esta noche solitaria igual que dos amantes se funden en un ovillo de sensaciones mientras sus pieles respiran el sudor del contrario?...¿igual que esta mañana?...
...me pregunto si mañana el despertar me dejará abrir los ojos y ver “nada”, y tocar “nada”, y sentir “ su ausencia”, y oler con recelo los resquicios de su aroma, de su piel junto a la mía, de su mano acariciando mis párpados mientras la mía cierra los ojos a un terreno una y otra vez inédito...y si no, volveré a cerrar los ojos, retendré mis manos al deseo y sentiré que es la lluvia quien me trae su aroma disfrazado de ozono...